Foto del Twitter oficial de Alonso |
Hace unas semanas comentaba que arrancar la
temporada con un enfrentamiento tan frontal entre Vettel y Webber tendría
consecuencias para los objetivos del propio Red Bull. Eso sí, pensaba que el
damnificado a medio plazo sería el alemán, algo en lo que todavía no me he
equivocado pero puede que sea solo cuestión de tiempo. Lo que ha quedado claro
en la primera ocasión posible es que el australiano es propenso a los accidentes domésticos.
No le doy excesiva credibilidad a los argumentos
científicos de Iker Jiménez que se empeñan en justificar todo mediante fuerzas
extraterrestres y siempre me ha parecido que la expresión “que parezca un
accidente” contenía algún doble sentido y no del todo agradable. Quizá era el
tono o que soy muy susceptible. De lo que estoy seguro es de que si después del
pique con mi compañero de equipo, en la siguiente oportunidad me quedo sin
gasolina en qualifain, lo que me relega a la última posición de salida y en
mitad de la carrera sale volando una rueda, tiro en mitad de la pista todos mis
amuletos y me busco un santero que me purifique el karma. O eso, o tengo que
reconocer que efectivamente, todo parece un accidente pero que si doy parte
así, en frío, con la verdad por delante, a la compañía de seguros, no se lo va
a creer a la primera. Me imagino la cara del perito. Sí, mire usted, éramos
veinte ingenieros rodeados de ordenadores, sensores, tecnología, .. preparando
naa, unas dos o tres vueltas a un circuito, nos estábamos jugando unos millones
de euros de presupuesto y total, que le echamos un par de litros de menos al
coche. Así, sin maldad, cómo vamos a escatimar cinco euros con lo que nos
jugamos.
Y no se lo va a creer usted, pero esos mismos tíos
que se pasan todo el año ensayando cómo apretar una rueda, no con llave no, que
eso trae problemas del tipo: ¿apretar es para la derecha o para la izquierda?,
pues como le decía, que lo hacen apretando un botón, con pistola, pues señor
perito, que se han liado y a las tres curvas ha salido la rueda volando. No,
no, no son dos partes de accidente, si ha sido todo entre el sábado y el
domingo. Pues que si soy yo, pierdo la bonificación de la póliza, fijo.
Pero esto no ha hecho más que empezar. Si Vettel ha
pasado de pedir disculpas públicamente por su decepcionante comportamiento en
un deporte de equipo a reafirmar que sus genes de campeón no pueden buscar más
que la victoria, que es sinónimo de la expresión futbolística que utilizan esos
deportistas al final del partido cuando se han hinchado a repartir leña hasta
en el alma durante noventa minutos y recién duchados mutan su semblante al del
oso de Mimosín y hablan de que “el futbol es un deporte de hombres y de
contacto”, Webber ha pasado al contra ataque y lo ha hecho como más puede
doler. Con la colaboración de Alonso, un genio en el arte de disparar a la
moral del contrario en vez de a sus ruedas.
Después del GP de China, cuando ya empiezan los
rumores de cara a la próxima temporada basados en los pilotos que acaban
contrato: Kimi, Massa, Webbber, … Uy, qué casualidad.¿ Kimi a Red Bull? ¿Webber
a Ferrari?
El caso es que en esta vorágine, Fernando Alonso
cuelga una bonita foto en su twitter, después de, como digo, la carrera de
China, cenando con Webber y acompañada del comentario: “Cenando con amigos en
Dubai”
Directo al corazón. Mensaje a Vettel.
Aquí estamos dos amigos, ambos con cuentas
pendientes, que podemos ser compañeros muy pronto y que queremos hacer pública
nuestra relación, ya sabes, para evitar especulaciones de la prensa. Con
cariño, firmado Fernando Alonso.
Es verdad que se me hace muy difícil creer que en el
mundo de la fórmula 1 y dentro del mismo equipo, se puedan ni siquiera pensar
estrategias que pasen por dañar indirectamente los intereses del propio equipo,
pero si fuese el australiano y alguien me susurrase eso de que “a la familia le
gustaría….”, juro que antes de subirme al monoplaza, miraría los bajos.
Y mientras, tendría mucho cuidado en la ducha.
Aunque fuese la de mi casa. Sería capaz de salir sin enjabonarme pero no iba a
agacharme si se me cayese la pastilla de jabón. Prefiero ir justo de higiene
que arriesgarme a… un resbalón. Después nadie iba a creer que se trataba de un
accidente. Aunque lo pareciese
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