Artículo publicado el 14 de abril de 2013 en "el Periódico Extremadura"
James Hunt |
El pasado fin de semana comenzó el campeonato de Moto GP 2013 en Qatar. Aunque como producto nos empaqueten tres categorías dentro del campeonato, algo que es como si al campeonato de fórmula 1 le uniesen por decreto la GP2 y las Fórmula Renault y compartiesen la definición de su hermano mayor, tengo que reconocer que a los adictos nos encanta ver carreras de cualquier categoría, incluyendo las del carro de la compra de Carrefour por pillar la caja con la fila más corta, caja que luego termina siendo la más lenta, pero el campeonato se juega en la categoría de Moto GP.
Después de ver a un chaval como Marc Márquez codeándose con el “Doctor” Rossi, ese al que todas las quinielas retiraban después de su triste temporada pasada, al que colgaban el cartel de viejo para la competición, me picó la curiosidad sobre las edades de los pilotos y tiré de wikipedia.
Resultado, Valentino Rossi, el viejo doctor, 34 años. Marc, compañero en el podio, 20 años. Así, a bocajarro puede parecer una casualidad. Chico joven y con ganas en el seno de un equipo puntero oficial, el equipo Honda. Pero no es exactamente así. Obviando las categorías inferiores, esas que marcan el futuro de un piloto y que te permiten llegar a la parrilla de salida del mundial, Marc debuta en el año 2008 con el equipo KTM en el mundial, en la categoría de 125cc. Siete carreras después, el 22 de junio de ese año, en el Gran Premio de Gran Bretaña celebrado en el circuito de Donington Park, el piloto se convierte en el español más joven en subir al podio en una prueba del mundial, con 15 años y 126 días batiendo en juventud a Dani Pedrosa que lo había logrado con 15 años y 359 días, vamos una eternidad.
A esa edad aproximada yo también alcancé una de mis más altas cotas de éxito en el mundo de las dos ruedas. Con testigo de excepción, mi inseparable compañero por entonces Juan Luis, aprovechando una tarde de calor de verano en Badajoz, momento ideal para burlar cualquier control que pudiese confirmar la ausencia de carnet para conducir semejante aparato, después de hacernos unas cuantas pistas en lo que hoy es la flamante urbanización de Las Vaguadas, nos dimos una vuelta de clasificación por la Plaza de los Alféreces Provisionales, algo así como el circuito de Mónaco de nuestra generación. Las horas de calor nos garantizaban lamentablemente la ausencia de espectadores que aplaudieran la hazaña pero era indispensable hasta que pudiese al menos examinarme del carnet para esa cilindradazo hacer demasiados alardes públicos. Después de disfrutar en solitario de la experiencia, nos fuimos a celebrarlo al “Garden”, testigo de tantas rebeldías de juventud donde recibimos el particular homenaje. Un guardia civil de paisano había sido espectador de nuestra evoluciones y me propuso incorporarme al benemérito cuerpo para realizar allí los dieciséis meses de mili, eso sí, con la garantía de una vez superado el período de instrucción inicial de tres meses, facilitarme el destino a las patrullas de la guardia civil que por entonces vigilaban la frontera para minimizar el contrabando de café y tabaco que por entonces eran negocio habitual en la zona. Mi ilusión por verme encima de esas imponentes Montesa H6 360cc me duró lo que tardé en llegar a casa y compartir con mi padre tan magnífico plan. Tenía entonces 15 ó 16 años, no anoté los días, entonces no tenía importancia. No creo que Márquez estuviera más orgulloso en el podio de Donington Park que yo apoyado en la barra de ese bar escuchando la propuesta de aquel guardia.
Viene todo esto a colación por la fabulosa fábrica de jóvenes pilotos a nivel mundial que se ha puesto en marcha. Ya no solo son las canteras de los grandes equipos de futbol los que “contratan” jóvenes promesas que no han llegado a la pubertad con la intención de fabricar ídolos del motor.
Figuras como Hamilton, Dani Pedrosa, Carlos Sainz Jr.,… proceden de esa filosofía apoyadas por las inversiones en marketing de marcas que anhelan vincularse al mundo del motor. Qué lejos quedan los tiempos en los que Ángel Nieto, ya bicampeón del mundo (años 1969 y 70) luchaba porque se retransmitiese una prueba del campeonato, lo que consiguió en la temporada 71 cuando se jugaba de nuevo dos campeonatos mundiales, el de 50 y 125cc.
Yo sigo disfrutando cada día con los dos grandes campeonatos de las dos y cuatro ruedas con amplia presencia de jóvenes máquinas de pilotar pero de vez en cuando me gusta cerrar los ojos y disfrutar de la imagen de James Hunt con su mono rojo fumando un pitillo.
Admiro mucho a los jóvenes, mitad pilotos, mitad ingenieros pero comparto espíritu con los pilotos canallas, los del pitillo
Enlace al artículo en www.elperiodicoextremadura.com
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