domingo, 28 de abril de 2013

"La tapa del delco"

Artículo publicado el 28 de abril de 2013 en "el Periódico Extremadura"



Toda la temporada pasada confiando en la fiabilidad de Ferrari frente a la competitividad de Red Bull y McLaren para empezar un nuevo año y encontrarnos con una evidente mejora en las prestaciones del coche rojo frente al blindaje de la competencia. Cualquiera diría, a la vista de los últimos encontronazos que tanto Lotus como Red Bull se han preocupado más de evolucionar la resistencia al choque que al aire. Ya sabemos lo que han estado haciendo estos dos equipos durante el invierno, desarrollar un sistema mixto de monoplaza y coche de choque. Tanto la trasera del Red Bull como el frontal del Lotus están a prueba de golpes. Sobre todo en el caso del Lotus. Durante un rato en el GP de China, miraba sobre su vertical buscando la percha y la chispa al rozar con el enmallado metálico que me confirmase que efectivamente, era una simple evolución de un coche chocón y que lo que sonaba de fondo no era la radio de los pilotos en contacto con el box, sino el último gran éxito de Camela.
Cualquiera puede acabar una carrera con los deflectores delanteros dañados, el morro con un F-Duc casero, … pero nunca con problemas en la tapa del delco. Y eso parece ser lo que le pasa a Alonso. Estos últimos años siempre se hablaba que la imprescindible presencia de la electrónica había llevado a una pérdida de importancia de la mano humana frente al dominio de los procesadores. Y sin duda esto es verdad. Los boxes están ocupados por ingenieros que han arrinconado a los mecánicos, los de siempre, los que no se separaban de la 10/11, la que siempre está desaparecida.
Esto viene a cuento porque esta vez ha sido una pieza mecánica, no electrónica, la que ha arruinado la carrera de Alonso el pasado fin de semana. Por eso las altas esferas de Ferrari han puesto en valor el concepto de calidad total, la que es fruto de aplicarla exhaustivamente en todos y cada uno de los procesos, desde el inicio, y es que es verdad que una cadena es tan dura y consistente como lo es su eslabón más débil.
No me voy a poner a favor de los que aseguran que sin esta avería, el asturiano habría estado disputando a Vettel la victoria porque creo a pies juntillas en el chascarrillo de que si mi abuela tuviera ruedas, sería una bicicleta. Si no hubiese fallado esta pieza, Alonso habría estado en otras luchas, los demás hubiesen actualizado sus estrategias al panorama real y en definitiva la carrera hubiese sido otra.
Por eso desde aquí quiero romper una lanza a favor de los mecánicos, de los de siempre, los de pantalón con peto para guardar ese trapo de filamentos que frotaban mientras ponían todos sus sentidos para determinar si ese sonido raro que solo ellos detectaban era de un fallo en la tapa del delco o procedía más bien de la trócola de dirección. Nada que no pudiera arreglarse con la fugitiva 10/11, un martillo y a lo sumo una rosca chapa de calidad, de las ya testadas en algún otro vehículo.
Como Marc Márquez que debió de escuchar en su interior ese sonido solo perceptible para los elegidos, el que te lleva a levantar el pie o girar la muñeca hacia el interior para no romper ni la mecánica ni la crisma, lo segundo lleva siempre aparejado lo primero, y en el momento que empezó a escuchar el rateo característico preludio del fallo, tomó cartas en el asunto, ante la duda de si el riesgo era de romper lo primero o lo segundo, homenajeó a Rossi dejándole espacio en el segundo lugar del cajón pero garantizándose que él también estaría allí.
Si en Qatar escuchó ese ruido, para la carrera del circuito de Las Américas se presentó con la revisión previa perfectamente superada. En esta ocasión o no escuchó el ruido o no quiso hacerlo, el caso es que pasaba por delante la oportunidad de ser el piloto más joven en ganar la prueba reina del Campeonato del Mundo de Motociclismo, desbancando a mi ídolo Freddie Spencer, “Fast Freddie”,  y no lo dejó pasar.
Ahí se plantó, con un pilotaje insultante que todavía debe escocer a su compañero Dani Pedrosa que quizá no puede sacarse ese peligroso sonido de su cabeza, lo que le impide conducir con la soltura que le ha llevado a alcanzar las más altas cotas y que puede terminar pasándole factura si no consigue convivir con él al más puro estilo John Nash, en cuya vida se basa la película “Una mente maravillosa” protagonizada por Russell Crowe.
Ver a un orgulloso Marc paseando la bandera española por el circuito americano, como lo hace Alonso que le lleva incluso impresa en su casco, como lo hace Nadal, Sergio Ramos, … y tantos otros, me recuerda al orgulloso Senna paseando su bandera brasileña por lugares en los que la mayoría de sus compatriotas solo conocían en fotos y que él iba conquistando sin derrotas sangrientas, solo con admiración y respeto

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domingo, 21 de abril de 2013

"Que parezca un accidente"

Artículo publicado el 21 de abril de 2013 en "el Periódico Extremadura"

Foto del Twitter oficial de Alonso


Hace unas semanas comentaba que arrancar la temporada con un enfrentamiento tan frontal entre Vettel y Webber tendría consecuencias para los objetivos del propio Red Bull. Eso sí, pensaba que el damnificado a medio plazo sería el alemán, algo en lo que todavía no me he equivocado pero puede que sea solo cuestión de tiempo. Lo que ha quedado claro en la primera ocasión posible es que el australiano es propenso a los accidentes domésticos.
No le doy excesiva credibilidad a los argumentos científicos de Iker Jiménez que se empeñan en justificar todo mediante fuerzas extraterrestres y siempre me ha parecido que la expresión “que parezca un accidente” contenía algún doble sentido y no del todo agradable. Quizá era el tono o que soy muy susceptible. De lo que estoy seguro es de que si después del pique con mi compañero de equipo, en la siguiente oportunidad me quedo sin gasolina en qualifain, lo que me relega a la última posición de salida y en mitad de la carrera sale volando una rueda, tiro en mitad de la pista todos mis amuletos y me busco un santero que me purifique el karma. O eso, o tengo que reconocer que efectivamente, todo parece un accidente pero que si doy parte así, en frío, con la verdad por delante, a la compañía de seguros, no se lo va a creer a la primera. Me imagino la cara del perito. Sí, mire usted, éramos veinte ingenieros rodeados de ordenadores, sensores, tecnología, .. preparando naa, unas dos o tres vueltas a un circuito, nos estábamos jugando unos millones de euros de presupuesto y total, que le echamos un par de litros de menos al coche. Así, sin maldad, cómo vamos a escatimar cinco euros con lo que nos jugamos.
Y no se lo va a creer usted, pero esos mismos tíos que se pasan todo el año ensayando cómo apretar una rueda, no con llave no, que eso trae problemas del tipo: ¿apretar es para la derecha o para la izquierda?, pues como le decía, que lo hacen apretando un botón, con pistola, pues señor perito, que se han liado y a las tres curvas ha salido la rueda volando. No, no, no son dos partes de accidente, si ha sido todo entre el sábado y el domingo. Pues que si soy yo, pierdo la bonificación de la póliza, fijo.

Pero esto no ha hecho más que empezar. Si Vettel ha pasado de pedir disculpas públicamente por su decepcionante comportamiento en un deporte de equipo a reafirmar que sus genes de campeón no pueden buscar más que la victoria, que es sinónimo de la expresión futbolística que utilizan esos deportistas al final del partido cuando se han hinchado a repartir leña hasta en el alma durante noventa minutos y recién duchados mutan su semblante al del oso de Mimosín y hablan de que “el futbol es un deporte de hombres y de contacto”, Webber ha pasado al contra ataque y lo ha hecho como más puede doler. Con la colaboración de Alonso, un genio en el arte de disparar a la moral del contrario en vez de a sus ruedas.
Después del GP de China, cuando ya empiezan los rumores de cara a la próxima temporada basados en los pilotos que acaban contrato: Kimi, Massa, Webbber, … Uy, qué casualidad.¿ Kimi a Red Bull? ¿Webber a Ferrari?
El caso es que en esta vorágine, Fernando Alonso cuelga una bonita foto en su twitter, después de, como digo, la carrera de China, cenando con Webber y acompañada del comentario: “Cenando con amigos en Dubai”
Directo al corazón. Mensaje a Vettel.
Aquí estamos dos amigos, ambos con cuentas pendientes, que podemos ser compañeros muy pronto y que queremos hacer pública nuestra relación, ya sabes, para evitar especulaciones de la prensa. Con cariño, firmado Fernando Alonso.

Es verdad que se me hace muy difícil creer que en el mundo de la fórmula 1 y dentro del mismo equipo, se puedan ni siquiera pensar estrategias que pasen por dañar indirectamente los intereses del propio equipo, pero si fuese el australiano y alguien me susurrase eso de que “a la familia le gustaría….”, juro que antes de subirme al monoplaza, miraría los bajos.

Y mientras, tendría mucho cuidado en la ducha. Aunque fuese la de mi casa. Sería capaz de salir sin enjabonarme pero no iba a agacharme si se me cayese la pastilla de jabón. Prefiero ir justo de higiene que arriesgarme a… un resbalón. Después nadie iba a creer que se trataba de un accidente. Aunque lo pareciese

domingo, 14 de abril de 2013

"La gran apuesta"

Portad del libro
La tan nombrada crisis financiera de 2008, cuyo origen sin duda está en Wall Street y el mercado hipotecario es el escenario real del libro de Michael Lewis quien describe mediante la experiencia de protagonistas reales el origen, desarrollo y explosión de la mayor catástrofe financiera que a día de hoy sigue  pasando factura a numerosas economías mundiales.

De nuevo la codicia sin límite, el alejamiento de la economía real de la financiera, algo así como lo que estamos sufriendo en la política, son la causa de un desastre que también tiene ganadores con nombres y apellidos. Algunos de éstos están descritos en el libro aunque de una manera que transmite incluso una sensación de pesar por que su apuesta, en contra del mercado, fuese la ganadora.

Confirmar que gran parte de la maquinaria de Wall Street es desconocedora de los entresijos de los propios productos monstruos que genera, que el dinero solo tiene valor cuando se hablan de cientos o miles de millones de dólares, que las autoridades que controlan ese mercado, los analistas, las agencias de calificación,.. parecen más salidas de una película de Esteso y Pajares no causa risa sino todo lo contrario.

Una muestra de que los gobiernos y las entidades reguladoras son más una red virtual de cara a proyectar una sensación de seguridad que es a todas luces falsa.

Aunque hay pasajes y detalles en los que es fácil y perderse, se trata de una historia real que se consume casi como una novela sin tener que echar mano de diccionarios económicos para entender el tamaño de una estafa que parece ser ficción pero que desgraciadamente no lo es.

"La gran apuesta"
Michael Lewis
Debate
336 páginas + cubiertas



"Chupete Team"


Artículo publicado el 14 de abril de 2013 en "el Periódico Extremadura"

James Hunt




El pasado fin de semana comenzó el campeonato de Moto GP 2013 en Qatar. Aunque como producto nos empaqueten tres categorías dentro del campeonato, algo que es como si al campeonato de fórmula 1 le uniesen por decreto la GP2 y las Fórmula Renault y compartiesen la definición de su hermano mayor, tengo que reconocer que a los adictos nos encanta ver carreras de cualquier categoría, incluyendo las del carro de la compra de Carrefour por pillar la caja con la fila más corta, caja que luego termina siendo la más lenta, pero el campeonato se juega en la categoría de Moto GP.

Después de ver a un chaval como Marc Márquez codeándose con el “Doctor” Rossi, ese al que todas las quinielas retiraban después de su triste temporada pasada, al que colgaban el cartel de viejo para la competición, me picó la curiosidad sobre las edades de los pilotos y tiré de wikipedia.

Resultado, Valentino Rossi, el viejo doctor, 34 años. Marc, compañero en el podio, 20 años. Así, a bocajarro puede parecer una casualidad. Chico joven y con ganas en el seno de un equipo puntero oficial, el equipo Honda. Pero no es exactamente así. Obviando las categorías inferiores, esas que marcan el futuro de un piloto y que te permiten llegar a la parrilla de salida del mundial, Marc debuta en el año 2008 con el equipo KTM en el mundial, en la categoría de 125cc. Siete carreras después, el 22 de junio de ese año, en el Gran Premio de Gran Bretaña celebrado en el circuito de Donington Park, el piloto se convierte en el español más joven en subir al podio en una prueba del mundial, con 15 años y 126 días batiendo en juventud a Dani Pedrosa que lo había logrado con 15 años y 359 días, vamos una eternidad.

A esa edad aproximada yo también alcancé una de mis más altas cotas de éxito en el mundo de las dos ruedas. Con testigo de excepción, mi inseparable compañero por entonces Juan Luis, aprovechando una tarde de calor de verano en Badajoz, momento ideal para burlar cualquier control que pudiese confirmar la ausencia de carnet para conducir semejante aparato, después de hacernos unas cuantas pistas en lo que hoy es la flamante urbanización de Las Vaguadas, nos dimos una vuelta de clasificación por la Plaza de los Alféreces Provisionales, algo así como el circuito de Mónaco de nuestra generación. Las horas de calor nos garantizaban lamentablemente la ausencia de espectadores que aplaudieran la hazaña pero era indispensable hasta que pudiese al menos examinarme del carnet para esa cilindradazo hacer demasiados alardes públicos. Después de disfrutar en solitario de la experiencia, nos fuimos a celebrarlo al “Garden”, testigo de tantas rebeldías de juventud donde recibimos el particular homenaje. Un guardia civil de paisano había sido espectador de nuestra evoluciones y me propuso incorporarme al benemérito cuerpo para realizar allí los dieciséis meses de mili, eso sí, con la garantía de una vez superado el período de instrucción inicial de tres meses, facilitarme el destino a las patrullas de la guardia civil que por entonces vigilaban la frontera para minimizar el contrabando de café y tabaco que por entonces eran negocio habitual en la zona. Mi ilusión por verme encima de esas imponentes Montesa H6 360cc me duró lo que tardé en llegar a casa y compartir con mi padre tan magnífico plan. Tenía entonces 15 ó 16 años, no anoté los días, entonces no tenía importancia. No creo que Márquez estuviera más orgulloso en el podio de Donington Park que yo apoyado en la barra de ese bar escuchando la propuesta de aquel guardia.

Viene todo esto a colación por la fabulosa fábrica de jóvenes pilotos a nivel mundial que se ha puesto en marcha. Ya no solo son las canteras de los grandes equipos de futbol los que “contratan” jóvenes promesas que no han llegado a la pubertad con la intención de fabricar ídolos del motor.

Figuras como Hamilton, Dani Pedrosa, Carlos Sainz Jr.,… proceden de esa filosofía apoyadas por las inversiones en marketing de marcas que anhelan vincularse al mundo del motor. Qué lejos quedan los tiempos en los que Ángel Nieto, ya bicampeón del mundo (años 1969 y 70) luchaba porque se retransmitiese una prueba del campeonato, lo que consiguió en la temporada 71 cuando se jugaba de nuevo dos campeonatos mundiales, el de 50 y 125cc.

Yo sigo disfrutando cada día con los dos grandes campeonatos de las dos y cuatro ruedas con amplia presencia de jóvenes máquinas de pilotar pero de vez en cuando me gusta cerrar los ojos y disfrutar de la imagen de James Hunt con su mono rojo fumando un pitillo.

Admiro mucho a los jóvenes, mitad pilotos, mitad ingenieros pero comparto espíritu con los pilotos canallas, los del pitillo
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lunes, 8 de abril de 2013

Biopics

Artículo publicado el 7 de abril de 2013 en "el Periódico Extremadura"

Imagen del biopic "Rush"



Una semana más y llegará por fin el GP de China. Veintiún días sin mi dosis de vicio es demasiado tiempo. Se hace largo, eterno este parón después de la espera del invierno y cuando la temporada ha arrancado con dos carreras seguidas que nos han dejado un par de sensaciones: la primera que Ferrari puede estar ahí, en la pelea y la segunda, la que suponía pero que el día a día nos ocultaba, que Red Bull no es el paraíso, algo que  tras unos años de tiranía, reconforta a todos los que tenemos un alma en el interior. Eso sí, negra, muy negra.
Como diría mi madre, cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo. Y creo que desde pequeño debió de ver en mí ese casi imperceptible punto de maldad que me acompañó en la niñez y que sin duda, creció conmigo. Lo digo porque mientras tengo mi dosis de opio como buen miembro del populacho, entre semana discuto sobre si son galgos o podencos, pero sin mi dosis, me sale esa vena de sastre que no puedo evitar. Porque si lo de cortar trajes es una afición muy nuestra, con un poco de tiempo, se convierte en una mezcla explosiva.
La semana pasada el traje se lo dediqué al amigo Vettel. Esta semana no sé por qué se me han cruzado los biopic, es decir, la dramatización de la vida de un personaje para una película o mini serie de televisión. Mientras ha sido el turno de Rocío Jurado, Isabel Pantoja, Carmina Ordóñez o similares, me ha parecido hasta gracioso pero ahora que se ponen sobre la mesa otros proyectos en los que están involucrados “los míos”, tengo mis dudas.
En 1971, Steve Mc Queen rueda “Le Mans”, el particular homenaje del actor a la mítica carrera en la que a pesar de su preparación previa en competición, no puede participar por la exigencia de ésta. Sí son originales muchas de las imágenes que se ven en la película ya que fueron rodadas durante le celebración de la prueba y posteriormente completadas con tomas específicas de rodaje. Una mezcla apasionante para los mitómanos en las que se pretende reflejar el espíritu especial, que no mejor, de un piloto de carreras.
Problemas con accidentes reales, derechos de imagen que no son cedidos por Ferrari cuando ésta conoce que al final de la prueba, el coche ganador es un Porsche, accidentes protagonizados por vehículos teledirigidos, Lolas “disfrazados” de Porsches y Ferraris, … todo para obtener como resultado una película desastrosa en taquilla y objeto de culto para el minoritario público apasionado que más de cuarenta años después sigue reconociendo que trata de una historia contada para ellos por uno de los suyos. La sensación no sería igual si Steve McQueen no llevase una mochila de buen aficionado tanto a las motos como a los coches de carreras y él mismo no hubiese rodado escenas arriesgadas de este tipo sin el uso de especialistas.  Antes, en 1966, había sido “Grand Prix”. Después de “Le Mans” llegaron versiones edulcoradas y taquilleras como “Driven” de Stallone y “Días de Trueno” con Tom Cruise. Si de verdad te gustan las carreras y tienes opción de ver alguna de estas dos últimas, mejor que dediques ese tiempo a arreglar el trastero, tu afición te lo agradecerá.
Seguro que me salto alguna pero hasta “Senna” en el año 2011 no había vuelto a ver nada que me provocase emociones… positivas.
Ahora se sabe que Banderas, nuestro Antonio Banderas, estuvo trabajando en el proyecto de un biopic del piloto brasileño un año después de su muerte, en 1995, proyecto que no salió adelante. No es que me alegre pero no sé qué sensación hubiese sentido si veía a un “chico al borde de un ataque de nervios” o al zorro, enfundado en el mono de Magic. Creo que me salvaré de esta experiencia. Lo que parece que no tiene vuelta atrás es “Rush”, la película basada en la vida de Niki Lauda. Ya se han podido ver imágenes de la cinta que se estrenará este año y cuya historia gira alrededor de la rivalidad de James Hunt y Niki Lauda. El papel del piloto austríaco está interpretado  por Daniel Brühl mientras que Chris Hemsworth se pone en la piel del británico.
No me convence mucho que Hemsworth, después de “Blancanieves y el cazador” o “Thor” pueda representar al ídolo de la fórmula 1 sin dejarse en el camino parte del mito. Quizá tuviese la misma sensación si Steve McQueen hubiese interpretado el papel de cazador en “Bambi” antes de rodar su homenaje a Le Mans pero no ha sido así y a pesar de que los puristas del séptimo arte seguramente consideren que la magia del cine se basa precisamente en eso, en la adaptación a los diversos papeles yo no puedo evitar dejar de llamar magia al espectáculo, si conozco el truco.
Para Cachuli, Julio Iglesias o Raphael, el biopic puede valer, para los mitos de la competición, tengo mis dudas, salvo que te apellides McQueen, te llames Steve o Rayo.