Hace tiempo que no se estrenan superproducciones en el mundo de la publicidad. Por un lado la búsqueda de aquilatar los costes, por otro la corriente de moda de conceptualizar tanto nuestros servicios que obligaban a tener un conocimiento previo de éstos antes de poder entender su comunicación.
Creo que los spots que necesitan un alma de esteta para entenderlos están más fabricados para disfrute de la propia agencia que para los clientes del anunciante (sin ir más lejos el último spot de Air France).
Defiendo que la comunicación se hace para los clientes, ya sean lectores de prensa, espectadores de televisión, cine, oyentes de radio, ... De la misma forma que un periódico no es un producto elaborado por un escritor, un spot no debe ser una pieza de filmoteca para un jurado erudito. Debe VENDER. Y aquí es donde se bifurca el camino. Personalmente apuesto por los sentimientos, por las historias, por las personas, por el humor (mejor si es inteligente) y apuesto por las alegorías de eruditos para "las salas de culto".
Son dos estilos que hoy coinciden. Frente a Air France, apuesto por la campaña de British, que ha cambiado su eslogan "La aerolínea favorita del mundo" por uno utilizado anteriormente (no todo lo bueno en comunicación está por inventar), "To fly. To serve"
Un repaso a la historia de la compañía desde 1919, basado en personas y sentimientos es para mí una apuesta por valores en alza: personas, trabajo y confianza.
Queda ya lejos la superproducción de 1989 que también alzó a la empresa a sus más altas tasas de notoriedad en los mercados en los que se emitió y que se ganó también el reconocimeinto del sector de la comunicación.
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