Desde los inolvidables anuncios de "El Almendro", han sido muchos los que han intentado ocupar este hueco emocional en el período navideño. Muchos lo han intentado pero pocos lo han conseguido.
Se ha apelado a la nostalgia, el humor (el recuerdo de "Hola, soy Edu, Feliz Navidad" siempre nos hará esbozar una sonrisa), ...
El tiempo nos ha presentado un panorama mucho más complicado para obtener coberturas de audiencia importantes con presupuestos asumibles por los anunciantes. De esta manera, también en la medición, hemos aprendido a ser más humildes y conformarnos con valores absolutos más reducidos y al menor coste posible. Este es el objetivo de lo que hemos llamado campaña viral. Crece exponencialmente el número de espectadores de la misma y lo más importante, lo hace por voluntad de éstos y a coste cero.
Todavía nadie nos ha podido ofrecer las cifras que catalogan a una campaña viral de exitosa o no. Sinceramente, no sé si algún purista considerará poco que un spot se visualice voluntariamente más de 185.000 veces. A mí me parece que pocos alcanzan este hito sin acudir al cocktail del sexo, accidente u otro componente explosivo.
Creo que el humor y las emociones son los pocos ingredientes que lo consiguen sin esa carga tan fácil como peligrosa.
Sin entrar en guerras de los Reyes Magos o Papá Noel, creo que cruzarse en un vuelo Barcelona-La Coruña con el espíritu de la Navidad es emocionante. Ver la cara de un niño en esta situación es simplemente único.
Después de momentos muy duros, Spanair lo ha conseguido. Enhorabuena!!!!!!
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