Siempre me ha sorprendido el sentimiento patriótico de los norteamericanos. No porque piense que el mismo es un bloque absolutamente compacto, todo lo contrario, precisamente por lo especial del mismo.
Cuando Ford lanza el Mustang (1.964) Lee Iacocca, mítico presidente primero de Ford (a partir de 1.970) y posteriormente de Chrysler, tras su destitución en Ford en 1.978, determinaba como causa de la pérdida de relevancia del hasta ese momento potente sector automovilístico, el incremento de cuota de los vehículos importados.
Esta cuota ganada por los vehículos de importación recaía principalmente sobre los productores japoneses, país que apenas 37 años antes había atacado a los americanos en Pearl Harbour y con los que estuvo en guerra hasta 1.945
Muchas han sido desde entonces las campañas que la industria automovilística americana ha puesto en marcha para reforzar el origen de sus productos.
Ese mismo país americano que sufrió entre 1.861 y 1.865 su guerra civil, cuyos habitantes actualmente siguen exhibiendo en numerosos estados la bandera de la "Confederación" es el mismo que no tiene complejos para utilizar su patriotismo no sólo en eventos internacionales, sino en comunicación para "uso interno".
Hace años, cuando todavía existía la Unión Soviética, tuve la oportunidad de viajar a Moscú por motivos de trabajo. Allí tenía. como cualquier occidental, algunos hitos que cumplir: viajar en el metro, pasear por la Plaza Roja, ir al Circo Ruso, ... y además, comprar una bandera, que lógicamente conservo.
Gobernaba Mijaíl Gorbachov y la perestroika había facilitado cumbres entre Gorbachov y Ronald Reagan. En multitud de sitios podían verse recuerdos conmemorativos de las cumbres de ambos dirigentes, algo impensable desde el final de la segunda guerra mundial. Básicamente se trataba de recuerdos en los que las banderas de los dos países convivían con toda naturalidad.
Al poco tiempo viajé por primera vez a los Estados Unidos, concretamente a NY y completé el 50% restante. Adquirí entre otros recuerdos una bandera americana. Fue la primera vez que "sufrí" el sentimiento patriótico americano en propias carnes, fuera del cine. Me sorprendión que este artículo estaba exento de impuestos. Después de la sorpresa, mi sensación fue de admiración y envidia.
En España siempre he sentido que la bandera está secuestrada. Al igual que Zanussi descubrió en 1.982, cuando inició el patrocinio de la camiseta del Real Madrid, que este atrevimiento significaba desaparecer del mercado catalán, los anunciantes nacionales tienen pánico a nuestra bandera.
Sólo las campañas ligadas al deporte han podido romper este tabú. La selección española de futbol y baloncesto, en menor medida, en los últimos años gracias a los triunfos deportivos han podido romper en alguna medida este miedo. Y no del todo, hemos necesitado de otros iconos como "la roja" para no abordar la bandera como elemento de comunicación unificador. Ha sido precisamente el público el que con toda naturalidad, inundó de banderas los balcones y si los resultados siguen acompañando, seguro que volverán a hacerlo con motivo de la próxima Eurocopa de fútbol en 2012.
Salvando las connotaciones políticas que puedan relaccionarse con un conflicto armado concreto, admiro a los anunciantes que disponen de un mercado en el que se pueden hacer cosas como estas:
Anheuser-Busch (Cerveza): "Gracias"
American Airlines: "Ponerlos los primeros"
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