lunes, 18 de agosto de 2014

RANGE ROVER Sport 3.0 V6


Si un minuto puede hacerse eterno cuando es el semáforo, la barrera de salida de un parking o gasolinera quien nos retiene, una semana puede llegar a ser un breve suspiro cuando es el tiempo que dispones para probar, y disfrutar, de un Range Rover Sport 3.0 V6 de 292 CV. Aunque es inevitable que su apariencia y tamaño llame la atención en la calle, al tratarse de una evolución, no provoca el impacto visual que realmente merece aunque tiene ese halo de proyectar un poderío que se le supone. Y es verdad. La primera sensación que transmite al sentarte en el puesto de conducción es la necesidad de abandonar el núcleo urbano, donde las innumerables ayudas a la conducción que puede incorporar como extras, como el caso de las cámaras panorámicas delanteras, de las que pude comprobar su utilidad para minimizar los problemas de visión urbana de un coche con un morro de dimensiones que puede darte algún susto cuando de callejear se trata, solo hacen más llevadera la conducción en un entorno que no está hecho para él. No es la ciudad su hábitat natural, ni que decir tiene que callejear por los pueblos de la Vera también me dio la oportunidad de sacar partido a la cámara trasera, volviendo sobre mis pasos en más de una ocasión.






El Range Rover pide carretera, pide pistas, pide espacios abiertos. Es aquí donde puedes disfrutar de todo su poderío. Con poco más de 1.000 kilómetros de prueba en uso mixto, incluyendo autovías, carreteras secundarias, algunas pistas y pequeñas pruebas trialeras, la sensación es que nuestra relación podría ser a muy largo plazo. Como decía, descartando su comodidad como vehículo de uso diario para callejear y utilizar las cada vez más menguantes plazas de aparcamiento tanto de la ciudad como de los aparcamientos privados, más preocupados de aprovechar al máximo el espacio disponible alquilable que de pensar en la comodidad del usuario, la versatilidad del Sport simplemente enamora. Esta segunda generación del Range Rover Sport incorpora evoluciones que el común de los mortales interpreta como un aluvión de datos pero que justifican sus prestaciones y consumos, aspecto éste que se beneficia de una reducción de peso y mejora en el coeficiente aerodinámico, lo que en la prueba arroja un consumo medio de 10,1 litros a los 100 kilómetros,  superior al consumo medio que anuncia la marca pero seguramente marcado también por una conducción distinta a la que la marca contempla como estándar y la que sin duda sería la tónica diaria. Pero había que llevarlo un poco más allá, con poco menos de 1.800 vueltas nos establecemos en los 120 km/h en autovía pero sus tres litros dan para mucho más, para plantarse a 170 km/h en las 2.400 vueltas y para superar los 200 kms con relatividad facilidad, tras superar una leve caída en la entrega a las 2.500 vueltas, si pudiésemos testarlo en ese paraíso alemán de sus autopistas. 





En carreteras secundarias es donde personalmente más me ha sorprendido… y divertido. Aquí es donde puedes sacar el máximo rendimiento a su caja de cambios automática de 8 velocidades, con levas en el volante, que acompañan al mismo, lo que siempre te permite ganar décimas a la salida de la curva si has decidido llevar prisa, dentro de los límites legales, y confirmar que estamos ante un grande en forma. Aquí también notarás las más de dos toneladas de peso que pueden llegar a fatigar los impresionantes discos de freno, 380 mm delante y 365 mm detrás, y donde tendrás que acostumbrarte a su tendencia cabezona si circulas rápido.
Fuera del asfalto sigue siendo una opción para el 90% de los usuarios, 85 cms. de vadeo controlados desde el interior, con una altura de 27,8 cms. que con buen criterio no se ha visto capada en esta unidad de prueba con la incorporación de elementos de confort como los estribos, lo que sin duda mejoraría uno de sus puntos débiles que es la entrada y salida del coche precisamente por esa altura, pero que es una buena opción si el uso va a ser mayoritariamente en ruta.  
No estamos ante un coche al alcance de cualquiera, el precio del Range Rover 3.0 V6 de 292CV, con el motor biturbo denominado SDV6, la versión más potente disponible en diesel,  arranca en 78.200€ hasta los 99.300€ a los que hay que sumar los extras que se incorporen, lo deja al alcance de unos pocos. En el caso de vehículo de prueba, el precio es de 85.900€ más 15.360€ en equipamiento que incluía el techo solar, cámaras delanteras, llantas de 21 pulgadas, …
Seguro que llegarán ocasiones de probar coches con cualidades puramente urbanas, serán productos accesibles para la mayoría de los usuarios, pero disfrutar de los niveles premium, aunque sea una semana, aunque sea “de prestado”, es como el dulce prohibido, el que alcanzas tras cumplir duras metas, el que te deja un sabor de boca especial,… el que te hace envidiar a los propietarios de esta máquina.


Twitter @Yogui_Bear

No hay comentarios:

Publicar un comentario