Si un
minuto puede hacerse eterno cuando es el semáforo, la barrera de salida de un
parking o gasolinera quien nos retiene, una semana puede llegar a ser un breve
suspiro cuando es el tiempo que dispones para probar, y disfrutar, de un Range
Rover Sport 3.0 V6 de 292 CV. Aunque es inevitable que su apariencia y tamaño
llame la atención en la calle, al tratarse de una evolución, no provoca el
impacto visual que realmente merece aunque tiene ese halo de proyectar un
poderío que se le supone. Y es verdad. La primera sensación que transmite al
sentarte en el puesto de conducción es la necesidad de abandonar el núcleo
urbano, donde las innumerables ayudas a la conducción que puede incorporar como
extras, como el caso de las cámaras panorámicas delanteras, de las que pude
comprobar su utilidad para minimizar los problemas de visión urbana de un coche
con un morro de dimensiones que puede darte algún susto cuando de callejear se
trata, solo hacen más llevadera la conducción en un entorno que no está hecho
para él. No es la ciudad su hábitat natural, ni que decir tiene que callejear
por los pueblos de la Vera
también me dio la oportunidad de sacar partido a la cámara trasera, volviendo
sobre mis pasos en más de una ocasión.
El
Range Rover pide carretera, pide pistas, pide espacios abiertos. Es aquí donde
puedes disfrutar de todo su poderío. Con poco más de 1.000 kilómetros
de prueba en uso mixto, incluyendo autovías, carreteras secundarias, algunas
pistas y pequeñas pruebas trialeras, la sensación es que nuestra relación
podría ser a muy largo plazo. Como decía, descartando su comodidad como
vehículo de uso diario para callejear y utilizar las cada vez más menguantes
plazas de aparcamiento tanto de la ciudad como de los aparcamientos privados, más
preocupados de aprovechar al máximo el espacio disponible alquilable que de
pensar en la comodidad del usuario, la versatilidad del Sport simplemente
enamora. Esta segunda generación del Range Rover Sport incorpora evoluciones
que el común de los mortales interpreta como un aluvión de datos pero que
justifican sus prestaciones y consumos, aspecto éste que se beneficia de una
reducción de peso y mejora en el coeficiente aerodinámico, lo que en la prueba
arroja un consumo medio de 10,1
litros a los 100 kilómetros , superior al consumo medio que anuncia la marca
pero seguramente marcado también por una conducción distinta a la que la marca
contempla como estándar y la que sin duda sería la tónica diaria. Pero había
que llevarlo un poco más allá, con poco menos de 1.800 vueltas nos establecemos
en los 120 km/h
en autovía pero sus tres litros dan para mucho más, para plantarse a 170 km/h en las 2.400
vueltas y para superar los 200 kms con relatividad facilidad, tras superar una
leve caída en la entrega a las 2.500 vueltas, si pudiésemos testarlo en ese
paraíso alemán de sus autopistas.
En carreteras secundarias es donde personalmente más me ha
sorprendido… y divertido. Aquí es donde puedes sacar el máximo rendimiento a su
caja de cambios automática de 8 velocidades, con levas en el volante, que
acompañan al mismo, lo que siempre te permite ganar décimas a la salida de la
curva si has decidido llevar prisa, dentro de los límites legales, y confirmar
que estamos ante un grande en forma. Aquí también notarás las más de dos
toneladas de peso que pueden llegar a fatigar los impresionantes discos de
freno, 380 mm
delante y 365 mm
detrás, y donde tendrás que acostumbrarte a su tendencia cabezona si circulas
rápido.
Fuera del asfalto sigue siendo una opción para el 90% de los
usuarios, 85 cms. de vadeo controlados desde el interior, con una altura de
27,8 cms. que con buen criterio no se ha visto capada en esta unidad de prueba con
la incorporación de elementos de confort como los estribos, lo que sin duda
mejoraría uno de sus puntos débiles que es la entrada y salida del coche
precisamente por esa altura, pero que es una buena opción si el uso va a ser
mayoritariamente en ruta.
No estamos ante un coche al alcance de cualquiera, el precio
del Range Rover 3.0 V6 de 292CV, con el motor biturbo denominado SDV6, la
versión más potente disponible en diesel, arranca en 78.200€ hasta los 99.300€ a los que
hay que sumar los extras que se incorporen, lo deja al alcance de unos pocos.
En el caso de vehículo de prueba, el precio es de 85.900€ más 15.360€ en
equipamiento que incluía el techo solar, cámaras delanteras, llantas de 21 pulgadas , …
Seguro que llegarán ocasiones de probar coches con
cualidades puramente urbanas, serán productos accesibles para la mayoría de los
usuarios, pero disfrutar de los niveles premium, aunque sea una semana, aunque
sea “de prestado”, es como el dulce prohibido, el que alcanzas tras cumplir
duras metas, el que te deja un sabor de boca especial,… el que te hace envidiar
a los propietarios de esta máquina.
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