martes, 25 de junio de 2013

"Otra vez en la carretera"

Portada libro
Parece que a algunos la "crisis" de los cuarenta les produce unas ganas irrefrenables de realizar los viajes que llevaban años acurrucados en sus sueños.
En 1997, el periodista italiano Cesare Fiumi alcanza esa fatídica edad y se lanza a recorrer Estados Unidos, de costa a costa, siguiendo las rutas descritas en el libro de Jack Kerouac, "En el camino".
Las rutas, los bares, las estaciones,... descritas también cuarenta años antes de este revival por el icono de la generación Beat han desaparecido o siguen ahí. De eso se trata, de descubrirlo de la mano del periodista italiano.
Lectura solo para quien se haya empapado antes de la obra original, por las referencias a los personajes, aunque apta para cualquiera que busque sensaciones en un viaje que sin duda, evoca un pasado que sigue estando ahí para quien lo quiera descubrir

"Otra vez en la carretera"
Cesare Fiumi
Ediciones B
300 páginas + cubiertas
ISBN 978-84-9872-132-4

"Mil novecientas veinte horas de LeMans"

Artículo publicado el 23 de junio de 2013 en "el Periódico Extremadura"


Marc Gené durante los entrenamientos de LeMans 2013

Supongo que Freud relacionaría mi obsesión por el noventa con haber sufrido una sexualidad infantil perversa polimorfa. Nada más lejos de mi intención que contradecir sus dictámenes, aunque yo lo veo más por el lado del corazón. Este año, “el Periódico Extremadura” cumple noventa años, no todos los que lo hacemos, pero sí la cabecera. Debe ser como cuando te rompes un brazo, estás embarazada o existe algo especial en tu vida. Durante un breve espacio de tiempo llegas a creerte único pero cuando sales a la calle y te das de bruces con la realidad, descubres que no eres el rey del mambo. No eres el único que puede hablar de lo que se siente con una escayola, empujando un carrito infantil o redescubriendo lo de las mariposas en el estómago.

Cuando oigo hablar de lo que quedará cuando se acabe la Alonsomanía, me acuerdo de los bailarines de Pikes Peak, del centenario del GP de España, en definitiva de todos los que no llenan titulares, de los que durante cien años han peleado por sus besos, de aquell@s que saben ser magia aunque nunca lleguen a saberlo. Tampoco cumpliendo noventa años somos únicos, aunque sigamos cada día sudando por tener un testigo que entregar a los siguientes. Las 24H de Le Mans, también cumplen noventa años, aunque “solo” ochenta ediciones por los paréntesis de 1936 por causas económicas y el período 1940-48 por la Segunda Guerra Mundial. Mil novecientas veinte horas de competición si se cumple el horario previsto y hoy a las tres de la tarde se totalizan las últimas veinticuatro de esta cifra.

Celebrando nuestro hermanamiento en edad con un espíritu tan especial como el que permite mantener vivo un enfrentamiento de hombres capaces de morir por disfrutar durante veinticuatro horas de bellas caricias, de ingratas sonrisas, rogando por obtener el beso fugaz que solo alcanzan los que suben al podio, los elegidos, los que han estado durante toda la partida en la lista de la diosa que mezcla fortuna con terribles arañazos, muchos de ellos injustos y fruto a veces de la interpretación como una afrenta de la sana lucha por conquistarla. Quién no quiere vivir esta lucha si está convencido que la satisfacción va a estar en el camino, aceptando que ganar solo incrementa tus posibilidades de volver a pelear por lo que consideras erróneamente tuyo pero que solo te pertenece durante una efímera vuelta, porque la diosa volverá a barajar las cartas, a tirar los dados, a veces deseando ella misma que el número que salga sea otro. Algo así debe sentir hoy Marc Gené, que subió a recoger su beso a lo más alto en el año 2009 y vuelve a estar en la baraja, después incluso de haber recibido un zarpazo el año anterior que pudo haberle costado la vida. Quizá por esto la diosa volvió a permitirle, no sé si a regañadientes, entrar en el cubilete en que se decide la gloria y besarle en la edición del año siguiente. No veremos la desaparición de la competición con Alonso o sin él. Ganar con él será como ser correspondido pero siempre habrá besos que recoger en cada carrera, ya se dispute en Le Mans o en Badajoz y siempre habrá cobardes dispuestos a llenarse el cuerpo de arañazos en busca de la bandera a cuadros. Porque aunque correr sea cosa de cobardes como afirma Revolver, yo lo soy y no me importa confesar que más que nadie, seguiré peleando por volver a subir a un coche de carreras a disfrutar de de esas ingratas y fugaces sonrisas que solo vemos los que entendemos el amor por este deporte desde dentro de un mono ignífugo y un casco, que nos permite reír y llorar a salvo de las miradas.
Y mientras haya alguien dentro del mono, habrá alguien que lo cuente, a su manera, como he hecho yo aquí desde el pasado 24 de febrero. Han sido dieciocho “paddocks”. Diecisiete más de los que yo pedí publicar al Director. Dieciocho más de los que algunos hubiesen querido. Voluntarios solo el primero, el resto son mérito de Miguel Ángel, que se empeñó en que salieran, de Jose Luis, que los perseguía durante la semana por los pasillos. A mí cada vez me costaban más porque cada vez me obligaban a enseñar algo que estoy acostumbrado a que quede dentro del casco. Por eso es bueno aprovechar el verano para tomar un descanso, para decidir si echo de menos conducir con la visera abierta o si la opción ahumada es la que me hace sentir más cómodo.

Twitter: @Yogui_Bear

domingo, 16 de junio de 2013

Bailar en Pikes Peak

Artículo publicado el 16 de junio de 2013 en "el Periódico Extremadura"

Peugeot de la edición 2013 y 1988 de la subida a Pikes Peak
Aunque parezca que va de descubrir quién mató a Laura Palmer, seguimos con las carreras. En esta ocasión, hacia las nubes …o hacia el precipicio. Las pruebas en las que entre la gloria y la tragedia apenas pueden existir diez minutos suelen tener su momento de gloria cuando ésta necesita de sacrificios para mantener su atractivo, su juventud, su poder de atracción y acapara minutos en las televisiones.
El próximo 30 de junio se celebra la 91 edición de la subida Pikes Peak, enclavada en el Pike National Forest de Colorado. Desde 1916, con alguna interrupción como cualquier concurso de baile, la prueba ha atraído a cientos de pilotos ávidos de bailar con la montaña, de subir los 19.983 metros de recorrido que te llevan desde los 2.866 metros sobre el nivel del mar, hasta la llegada a 4.301 metros. En medio, 156 curvas, 156 pasos, 156 sensaciones encontradas. Con cada una se incrementa la posibilidad de llegar a la meta, de completar la cartilla de baile y en paralelo la prima de error. Aquí las primas vuelven a ser un “familiar” odiado, las parejas con las que no quieres compartir baile. Como la de riesgo, sus crecidas no nos traen más que quebraderos de cabeza. Cada serpenteo nos muestra a izquierda o derecha un precipicio que invita a huir de él a la mayor velocidad posible, hacia la cumbre, hacia el golpe final de la canción, cuanto más rápido mejor y si es en menos de los poco más de nueve minutos y cuarenta y seis segundos en los que el año pasado estableció el record el californiano Rhys Millen, puedes llevarte el título de mejor bailarín, una banda que podrás lucir al menos hasta el gran baile del año que viene.
 A la vista del reciente ritmo en el que han caído estos tiempos en los últimos años, ostentar el record es efímero, grabar tu nombre a fuego en la montaña exigirá superar las trece victorias de Bobby Unser o volver a vivir la épica y dejar constancia. Como lo consiguió Ari Vatanen en 1988.
Tras un terrible accidente en el Rallye de Argentina que a punto estuvo de alejarle de estas fiestas para siempre y después de casi dos años en el dique seco, regresa a la competición en 1987 para, además de adjudicarse el París-Dakar con su Peugeot 205, meterse en vena un fallido intento con la colina americana. Pero el finlandés no iba a conformarse con la experiencia. El año siguiente vuelve y como el tiempo no pasa en balde, por aquello de disponer de un mayor maletero, algo muy recomendable en toda prueba de velocidad que se precie, lo hace pilotando de nuevo un Peugeot, en este caso un 405 T16 y aprovechando que estaba allí y para marcar un record, la grabación de su participación es el eje del laureado documental “Climb Dance”, que veinticinco años después y cuando la subida ha perdido para los puristas uno de sus alicientes ya que ésta no es de gravilla o mixta, sino totalmente asfaltada, nos muestra al actual político bailando los 156 pasos, en algunos casos a una mano mientras cortésmente suelta el volante para zafarse del incómodo invitado, el sol, pareja ideal frente a un esportón de gambas pero traicionero copiloto de baile cuando la música suena tan cerca del abismo y lo que buscas es intimidad con tu compañera.
Este año es el turno de Sebastian Loeb, el nueve veces campeón del mundo de rallies, el que de la mano de Red Bull y enclavado en la categoría Unlimited, introducida en 1981, sueña con devolver los laureles a Peugeot de 1988 y 1989. La cosa no pinta mal, los test del pasado fin de semana le colocan como favorito destacado para adjudicarse la prueba a los mandos del Peugeot 208 T16 de 875 caballos, casi uno por kilo de peso.
Cuando has demostrado en el campeonato del mundo que eres capaz de bailar en tierra, asfalto, sobre nieve, agua, … que no te asusta bailar ningún ritmo, hay que ser yonki para atreverte a hacerlo ahora sobre una cornisa y al ritmo alocado que te marca un DJ capaz de convencerte que puede ser excitante bailar a plena luz de día.
Seguramente lo hará con el ritmo inconfundible de Ricky Martin, utilizando todo el cuerpo para bailar pero como lo hacen los clásicos, como Gene Kelly, no. Porque solo ellos saben asir a su pareja fuerte, cerca, porque bailar de lejos no es bailar, mientras  saludan al sol.

Nunca entenderé a estos pilotos, pudiendo bailar de salón....

sábado, 8 de junio de 2013

Jarama Vintage Festival

Artículo publicado el 9 de junio de 2013 en "el Periódico Extremadura"


Foto con "Fast Freddie" de la edición 2012 (Foto de la web de la organización)
Aunque ahora estemos acostumbrados a ver cada semana a nuestros chicos sobre una Yamaha u Honda subir al podio de la categoría de Moto GP, hubo un tiempo en que ni siquiera la marca alada participaba en el mundial. Estamos en 1982 cuando Honda decide regresar al campeonato del mundo tras quince años de ausencia y lo hace de la mano de un casi desconocido en Europa, Freddie Spencer. Entonces la categoría máxima no se llamaba Moto GP, se identificaba simplemente con la cilindrada y la reina del campeonato eran los 500cc. Su primera temporada en la categoría se salda con una impresionan tercera plaza al final del calendario. Pero es al año siguiente cuando se confirma que Freddie había llegado para quedarse en la historia del mundial para siempre. Gana su primer campeonato y lo hace a lo grande, superando a Kenny Roberts y Randy Mamola que acaban segundo y tercero en el mundial y estableciendo un récord de juventud que acaba de superar solo en parte nuestro Marc Márquez, siendo el piloto más joven en obtener una pole y victoria en la máxima cilindrada. Todavía mantiene el de ser el campeón del mundo más joven de la categoría. El año 1984 no es un buen año para el americano, que no completa la temporada y regresa en 1985 para convertirse en un mito, adjudicándose el campeonato de 250 y 500cc. en el mismo año. Solo las lesiones pudieron con un piloto que dominó el mundial cuando éste era de absoluto dominio americano, que siguió al dominio italiano y cuyo testigo recogieron los españoles.
Spencer fue uno de los pilotos que rodaron el año pasado en la segunda edición del Jarama Vintage Festival.
Fueron estos pilotos americanos los que nos hicieron vibrar a los cuarentones como Giacomo Agostini lo hizo con los sesentones y cincuentones y como ahora lo podemos hacer con los nuestros. Pero siempre no fue así.
Hubo una época lejana en la que no teníamos a Alonso en la fórmula 1, Lorenzo, Pedrosa y Márquez no habían nacido y Freddie Spencer, “Fast Freddie”, Randy Mamola, Wayne Gardner y sobre todo Carlos Cardús, el “tiriti”, Sito Pons, Alex Crivillé, Luis Pérez Sala, Adrián Campos, Ángel Nieto, … y tantos otros, nos enseñaron a amar este deporte.
Freddie Spencer visitó el año pasado el “Jarama Vintage Festival”, una oportunidad única para tomar contacto con la estética de aquellos años, ya sea a través de la colección de vehículos de Vicente Pavía, utilizados en numerosos rodajes como “Amar en tiempos revueltos”, “Mortadelo y Filemón”, … a través de los autobuses de la empresa municipal de transportes de Madrid, actores representando a “Sor Citröen”, cabinas telefónicas como la que encerró para siempre a Jose Luis López Vázquez y que catapultó a Antonio Mercero, entre otras actividades. Pero sobre todo la posibilidad de compartir espacio con algunas de las máquinas y pilotos que hicieron historia y que poco a poco consiguieron hacerse un hueco en nuestra tele, en nuestras revistas, en las páginas de prensa, en los presupuestos de los patrocinadores y en definitiva abonaron el terreno para que hoy los niños puedan pensar en el motor como un deporte en el que te puedes ganar la vida y que es la base para que después un domingo sí y otro también se nos pongan los pelos de punta al escuchar nuestro himno en los rincones más lejanos como homenaje al piloto subido a lo más alto del podio.
Además de Luis Pérez Sala que saldrá a pista al volante de uno de los Fórmula 1 del Classic Team Lotus, quizá uno de los ex Jim Clark, Ángel Nieto o Carlos Cardús, que han confirmado su participación y que rodarán en el Jarama, nuestro Jarama, el circuito madrileño inaugurado en 1967 que dejó de albergar pruebas de fórmula 1 en 1981 porque el tiempo tampoco pasa en balde por él y que a pesar de sus achaques sigue al pie del cañón desde hace cuarenta y seis años y en el que en este fin de semana puedes cruzarte con cualquiera de los artífices de la industria de la competición del motor como industria del entretenimiento y con los que a veces ésta no fue lo suficientemente justa con ellos y no solo no les ha permitido disfrutar de un confort merecido a golpe de huesos rotos y riesgo sino que en la mayoría de los casos ni siquiera haya guardado una foto de ellos con los laureles al cuello, unas líneas en una revista especializada en la que se reconozcan sus méritos o una placa de campeón que lucir en un apartado trastero. Pero su espíritu siempre se pasea por esos paddocks que se llenan de público para homenajear su legado.

Twitter: @Yogui_Bear

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sábado, 1 de junio de 2013

"A vueltas con Mónaco"

Artículo publicado en "el Periódico Extremadura" el 2 de junio de 2013

Nico Rosberg ganador del GP Mónaco 2013 (foto de www.f1aldia.com)
Si siempre saco a relucir la actuación de Senna en Mónaco en 1984, no tendría mucho sentido que ahora menospreciase ni el gran premio, ni el resultado del pasado fin de semana. La verdad es que caer en esta incongruencia  no me resulta un motivo de suficiente peso para no hacerlo o al menos, parecerlo. Y acabado este pequeño trabalenguas, me explico.
El pasado fin de semana disfrutamos de una carrera llena de los imprevistos que cualquier gran premio del campeonato puede ofrecer pero que tratándose de Mónaco toma otra dimensión. Pero también hay que tener en cuenta precisamente eso, que Mónaco, como el patio de mi casa, es particular y lo que ocurre en Mónaco, se queda en Mónaco. No es un circuito del que puedan extraerse conclusiones aplicables a otras carreras.
El ambiente precedía cargado de la polémica referida al reconocimiento de los test efectuados por Mercedes en Montmeló con los nuevos compuestos Pirelli,  hacia la posible ventaja de la escudería germana, al tomar contacto con el nuevo compuesto que se suministrará para los entrenos libres de Canadá el próximo 7 de junio y que estarán totalmente operativos en el GP de Gran Bretaña a finales de mes.
No puedo asegurar que estas pruebas hayan supuesto una ventaja determinante para Mercedes en Mónaco, pero como lo de las oraciones, incluso a los más ateos, no parece que les pueda perjudicar. Ya veremos en cambio a final de temporada si más de uno no encuentra aquí  la justificación a un cambio repentino en las prestaciones de los coches plateados, esos que han demostrado una franca superioridad en la jornada del sábado, pero que como el moderno submarino español, se han hundido sin remedio a lo largo de la prueba los domingos.
Una carrera plagada de incidentes, safety cars y ralentizaciones que sin duda favorecieron el hasta ahora apetito insaciable de gomas de los Mercedes y que con un lento ritmo, se mostraron como rocas en el dominio de la carrera. Solo un safety car inconveniente le hizo perder el segundo puesto a Hamilton.
A las dificultades de adelantar en este circuito, quizá el más corto y lento del campeonato, hay que añadir los resultados de cualquier fallo en el mismo. Aquí no hay escapatorias, puzolanas, ni segundas oportunidades al estilo Paco Costas (ostras, qué antiguo lo de Paco Costas!). El mejor ejemplo, el error de Massa en la clasificación del sábado, que supuso su práctica eliminación de la carrera del día siguiente y su demostración, como buen animal, al día siguiente de que no había sido una maniobra fruto del zar, que la “dominaba”, así que la repitió exactamente igual y confirmó lo que suponía, que el resultado iba a ser el mismo y para casa.
En ese circuito, a falta de agua, metes a Sergio Pérez, acusado a principio de temporada de falta de agresividad y a Grosjean, acusado desde hace más tiempo de falta de sentido común y tienes el espectáculo garantizado. La diferencia es que Magic lo hacía a los mandos de un Toleman y estos dos pilotan para escuderías de primer nivel.
Aún así, se me hace inexplicable el adelantamiento de Adrián Sutil a Fernando en Loews. Ahí no se puede adelantar o por lo menos a un bicampeón del mundo. Aunque Senna lo hiciera con Niki Lauda en 1984. Si la maniobra de la chicane con Sergio Pérez estaba más que justificada, la de Loews fue una puñalada.
Si Alonso no se salta la chicane para evitar al mejicano, éste, que ha cambiado su objetivo esta temporada de obtener puntos y optar al campeonato por quitarse la etiqueta de blando, se lo lleva puesto y comparte taxi al aeropuerto con Massa, se hubiera acabado para él la carrera. Pero en el caso del adelantamiento de Loews creo que se trató de una situación distinta, se cometió un error y Sutil tiró el coche, ya estaba dentro y cerrar el paso también hubiese supuesto subirse al taxi y además pagar la carrera.
Pudo ser un fin de semana terrible para Ferrari. Con sus dos pilotos fuera. Se minimizó el desastre y se sumaron unos puntos que pueden valer su peso en oro pero que solo servirán si se ganan carreras, si en Australia se sube al podio, si se acortan las distancias. A partir de Gran Bretaña puede ser otro campeonato. La importancia de las gomas, ya sabes. Algo que puede marcar las diferencias dentro e incluso fuera de los circuitos.
Ojalá Mónaco sea un revulsivo y nos sirva para ver a Alonso en esencia en Australia. Eso sí, que alguien se responsabilice de avisar a Pérez y a Grosjean que en Australia se conduce por la izquierda, pero solo fuera del circuito, dentro que se fijen bien cómo lo hacen los demás.
@Yogui_Bear 

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