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| Frontal del XF |
La primera
sensación que tienes cuando te llaman para ofrecerte la posibilidad de probar
un Jaguar durante una semana es que te va a costar escribir sobre las
sensaciones de un coche que va a estar alejado de las posibilidades económicas
del lector medio y, claro que no es un vehículo al alcance de cualquiera, pero
quizá menos de lo que podíamos pensar a través de la imagen percibida de la
marca. El Jaguar XF 2.2 diesel arranca en unos nada despreciables 48.000€
correspondientes al modelo Classic, el más "bajo" de gama, al que le
siguen el Luxury y el R-Sport. Eso sí, el nivel de equipamiento inicial incluye
arranque sin llave, equipo de sonido de 250W, asientos en piel con ajuste
eléctrico, retrovisores exteriores eléctricos, cambio automático y un motor que
rinde 200CV con un par de 450Nm. Con estos factores y a pesar de tratarse de un
eficiente motor, no sé por qué me sonaba que los 5,1 ó 5,2 litros de consumo
combinado anunciado por el fabricante, en función del tamaño de la llanta, eran demasiado optimistas.
Y así ha
sido. Tras algo más de 1.900
kilómetro con la unidad probada, el consumo mixto de
ciudad, autopistas y carreteras secundarias se ha ido hasta los 7,9 litros a los 100
kms. Y aquí se acabaron las pegas y éstas con matices. Me refiero a que el
consumo me parece francamente asumible con una conducción, tildémosla de
"alegre", en una berlina de casi cinco metros, tracción trasera y con
un calzado de 245/45 en llanta de 18 pulgadas.
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| Interior del Jaguar XF |
El vehículo
probado fue la versión Luxury, que arranca en los 50.830€ y que con el
equipamiento concreto del coche de prueba alcanzaba los 67.000€, incluyendo
ayudas a la conducción como el aviso de alcance con acción sobre la frenada,
avisador de ángulo muerto, cambio automático de luces de corta a larga y
viceversa así como otros detalles estéticos. Es verdad que un indicador al
menos de temperatura del motor, aunque fuese integrado en los datos que ofrece
el ordenador de a bordo, sería de agradecer por si tenemos que utilizarlo una
vez en la vida del coche.
Estéticamente
y fundamentalmente basado en su concepto interior, el XF respira elegancia y
ausencia de aristas, con su selector rotatorio y escamoteable cambio de marchas
y las salidas de climatización abatibles, el cuidado de no dejar aristas a la
vista es un detalle de estilo y gusto por la estética superior a otros modelos
de incluso mayor coste.
La
conducción deja abiertas puertas a los alguna vez disfrutaron de la
deportividad de otras épocas y que actualmente se decantan por modelos más
racionales con comportamientos más dóciles, pero capaces de ser llevados de vez
en cuando por encima de las apariencias de una berlina, que puede enseñar las
garras cuando decides darle uso a las levas del volante y exprimir algo menos
eficiente pero bastante más deportivamente su caja de cambios de ocho velocidades,
eso sí, incluso con el cambio sport, la electrónica no te dejará perder la
cabeza y te recordará que conduces una berlina. Este nervio parece recordártelo
permanentemente una preciosa rumorosidad a bajas vueltas que recuerda el sonar
bronco de otros modelos más deportivos, música para los buenos aficionados. No
hablamos de un muscle car, pero doscientos caballos pueden ponerte al límite a
ti antes que tú a ellos.
Recientemente,
el pasado día 24 de enero y en exclusiva mundial, la marca presentó el nuevo XF
en Londres, apenas una semana antes de su puesta de largo el 1 de abril en el
Salón del Automóvil de Nueva York. Un nuevo XF, el modelo más vendido de la
marca, que estará disponible el último trimestre de 2015 en las versiones XF
Pure, XF Prestigue, XF R-Sport, XF Portfolio y XF S con motores diesel y
gasolina entre 163 y 380CV. Pero habrá que esperar a final de año y mientras
tanto, contemplar la posibilidad de que Jaguar ofrezca ofertas en precio,
financiación o equipamiento del modelo probado lo que no parece descabellado y
que podría acercar a nuevos clientes a la marca que sin duda se convertirían en
fieles seguidores y podrían disfrutar del célebre “Un inglés en el garaje…”
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