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Con el Evoque en la plataforma del aeródromo de Fuentemilanos |
Algunos de mis mejores amigos ya peinan canas. Esos que hace
ya veintiún años me arrancaron un brillo de los ojos al llevarme con mano firme
y segura por el apasionante mundo de la aviación. Hoy alguno se dedica a
intentar que apunte en mi cartilla de vuelos aterrizajes en vez de
“aporrizajes”, con poca fortuna, todo hay que decirlo, al menos si contemplamos
el último, el que acompañó a este reportaje.
Otros se dedican a cruzar el charco un par de veces al mes
con más de trescientos “amigos” a bordo de un flamante Airbús 340. Todos siguen
teniendo ese brillo cuando, lejos de la obligación, de la profesión, se suben
de nuevo, ahora ya sin uniforme, a disfrutar de la pasión, esa que a veces
puede olvidarse en la cabecera de Barajas pero que se sale por los poros en la
de Marugán o Fuentemilanos.
Viene a colación esto porque si el Range Rover Sport 3.0 V6
que probé hace unos meses puede compararse con el Airbús 340, el Range Rover
Evoque Coupé 2.2 es la pasión.
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En cabecera, listo para despegue ;-) |
Sin bajar el nivel de exigencia en cuanto a comodidad y
confort, el Range Rover Evoque Coupé 2.2 Td 190CV automático, sacó de mí ese
brillo en los ojos. Casi mil quinientos kilómetros en una semana que han sabido
a poco. Con apenas un 10% de estos kilómetros en ciudad, el resto, casi al 50%
se han desarrollado en carreteras secundarias y autovía. Como no puede ser de
otra forma, el consumo real ha sido muy superior al anunciado por la marca, en
este caso 9,5l cada 100 kms., pero con la sensación de ser un consumo
“merecido” por las prestaciones. Es posible que hablar de estas cifras de
consumo estén fuera de lo políticamente correcto. Es posible también que si la
marca hubiese sabido el tipo de conducción al que se iba a someter el coche,
tampoco me lo hubiese dejado, pero es que en mi descargo tengo que decir que me
provocó.
Claro que podemos andar por pistas, claro que la estética
campera responde a unas prestaciones off road, pero sobre todo estamos ante un
todo camino de verdad. Sin las inercias y los cansancios de su hermano mayor,
el Evoque de 190CV diesel automático, con levas en el volante, es un coche ante
todo divertido. Con un aspecto ágil en
su versión coupé, no decepciona, a pesar de sus 1.800 kilos, pero con un par de
420 Nm a 1.750 vueltas y una velocidad máxima declarada de 195 kms/h. Declaración
a la que nos tenemos que acoger como un acto de fe, bueno no, mejor dicho,
podemos dar fe, asumiendo los errores habituales por exceso de marcado.
No es esta la versión más popular. Ni por su configuración
de tres puertas, que hace que el acceso a las plazas traseras y desde éstas al
exterior no sea precisamente cómodo, ni por la elección de la motorización más
potente en diesel con cambio automático, que hacen que el modelo probado parta
de los 53.180€ de precio base al que se le han incorporado otros 5.200€ en
equipamiento extra, todo él accesorio y que no afecta sustancialmente a la
conducción. Extras que incluyen el color exterior, navegador Premium, techo
panorámico o control de distancia de aparcamiento delantero, además de un
sistema de aparcamiento en línea, que sin duda necesitaba mayor pericia en
estas lides que las mías o algo más de tiempo para hacerse con su dominio. Por
lo que a mi respecta, este tipo de accesorios no tienen todavía el nivel de
calidad/precio/utilidad que me haga plantear su instalación.
Estamos ante la motorización más potente en diesel y con la
configuración de mayor inversión, terminación Prestige, tracción a las cuatro
ruedas, cambio automático de nueve velocidades y tres puertas, pero el Range
Rover Evoque está disponible en su versión más básica con motor 150 CV y cambio
manual para la versión tracción a dos ruedas y cinco puertas desde 34.840€.
Entre los 34.840€ de este modelo y los 53.180€ del modelo
probado, infinidad de configuraciones abarcando una orquilla de precios lo
suficientemente amplia como para convertir a este modelo en el top ventas de la
marca en el pasado año 2013.
Entre el Evoque y cualquier lugar, tan solo “one mile”, la
longitud de una pista de despegue y ganas de que te brillen los ojos.
Agradecimientos: Javier Castrillón (AVIACIÓN Y
RECREO Escuela de Vuelo ULM) www.aviacionyrecreo.es
y AERONÁUTICA DEL GUADARRAMA, SA (Empresa
gestora del Aeródromo de Fuentemilanos-Segovia) www.fuentemilanos.com
Artículo publicado el 26 de octubre de 2014 en www.elperiodicoextremadura.com